La atención en recepción fue decepcionante. Al llegar para hacer el check-in, notamos que en la mayoría de los lugares donde hemos reservado suelen permitirnos ingresar un poco antes si la habitación está disponible. Sin embargo, en esta ocasión no fue así. La recepcionista, una mujer alta y rubia, nos indicó de forma poco amable que el check-in era a las 15:00 y nos hizo esperar hasta esa hora en el lobby.
Además, en la reserva no se mencionaba que las toallas no estaban incluidas en el costo de la habitación, lo cual fue una sorpresa, considerando que la tarifa no es económica. El ascensor es muy antiguo y no pudimos usarlo para subir con nuestras maletas. Por último, la ubicación del hotel no parecía del todo segura, ya que se encuentra en una zona universitaria.